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martes, 29 de junio de 2010

CÓMO LIBERARSE DE LOS PROBLEMAS (Parte 2)

FUENTE: "El camino mas facil", de Mabel Katz.

Entonces, ¿cuáles son las claves de este proceso liberador?.
● Primero y principal es necesario tomar plena responsabilidad de nuestras vidas. Debemos aprender a decir: “Lo siento, perdóname por aquello que está en mí que ha creado esto”. De este modo tomamos responsabilidad y desde ese lugar nos perdonamos a nosotros mismos. Como tenemos recuerdos en común, basta con que uno tome la responsabilidad de pedir perdón para que esos recuerdos se borren de uno y de los demás. Sin embargo, es esencial recordar que cuando hacemos esta limpieza, la hacemos por nosotros, no por los demás. Hemos venido para salvarnos a nosotros mismos y a nadie más, pero lo hermoso de este proceso, es que nos beneficiamos todos.

● También es necesario entregarse y aceptar que el intelecto no conoce la esencia de la realidad, pero que hay una parte nuestra que sabe lo que es mejor y cómo hacerlo. Si permitimos que lo haga, esa parte que sabe nos guiará para encontrar la solución perfecta y correcta para nosotros.

● Y lo más importante para experimentar el resultado de esta “limpieza” es hacerlo todo el tiempo como la respiración. ¿Saben lo que pasa si nos olvidamos de respirar?. Lo mismo pasa con esta limpieza. Hay que hacerla todo el tiempo. Por supuesto que somos humanos y que muchas veces nos olvidaremos. Otras veces no podremos evitar el reaccionar. Lo esencial es practicar este método lo más posible, inclusive cuando parece que no está pasando nada, o que uno no tiene ningún problema.
¿Por qué?. Porque la mente toca las grabaciones todo el tiempo. Repite permanentemente los programas que tenemos grabados aunque no estemos conscientes de ello. Por suerte, siempre tenemos la posibilidad de estar borrando. De esta forma damos permiso para que aparezcan en nuestra vida nuevas ideas y oportunidades. Muchas veces, éstas vendrán de los lugares y las personas más inesperados. Es necesario practicar, practicar y practicar. Durante toda la vida hemos practicado el reaccionar y el sufrir. Hemos incorporado la reacción y el sufrimiento tan profundamente que lo hacemos de forma automática. Somos expertos en, y hasta diría casi adictos a, esta forma de existir. Al principio la limpieza puede parecer algo difícil; pero luego se incorpora en la vida diaria como la respiración y se usa automáticamente porque uno empieza a sentirse diferente y a ver los resultados. Uno empieza a notar cambios en su vida. Empieza a experimentar una profunda paz interior.

● Es esencial no tener expectativas. El secreto es estar abierto y flexible, porque nunca sabemos de dónde va a venir lo que recibiremos. Debemos confiar que vendrá lo correcto para nosotros. Tal vez no sea lo que esperábamos, pero será lo apropiado. Esto no es porque no nos escucharon, porque es una prueba o porque no lo merecíamos. Debemos permitir ser sorprendidos por el universo. De ese modo recibiremos dones inimaginables. La ley del universo es que si pedimos algo, se nos otorga.
El universo debe responder. Es necesario pedir y dar permiso. Una forma de pedir es usando las herramientas del Ho’oponopono. Pero debemos desapegarnos del resultado. Esto se logra sabiendo y confiando que nos llegará aquello que es correcto y perfecto para nosotros.

Ahora bien, existen herramientas muy concretas para borrar los programas que repite nuestra mente. Una de ellas es repetir mentalmente y en voz baja:
“llave de la luz, llave de la luz, llave de la luz”, todo el tiempo. Con esta frase, metamórficamente “apagamos” el interruptor de nuestros programas.
Muchas veces la gente me dice: “¿Cómo puedo prestar atención cuando la gente me habla, si estoy pensando: ‘llave de la luz’?”. En primer lugar, vale la pena recordar que la gente casi nunca dice lo que realmente quiere decir. Si alguien nos cuenta su problema, sólo lo hace para darnos la oportunidad de borrar y limpiar las memorias que tenemos en común. Recordemos que sólo son nuestras pantallas, nuestros monitores. La próxima vez. Antes de reaccionar, antes de dar un consejo o una opinión, pensemos: “llave de la luz”. Es muy probable que acabemos diciendo justo lo que la persona necesitaba escuchar en vez de lo que nosotros pensábamos que necesitaba escuchar. Muchas veces ni siquiera es necesario hablar, contestar ni decir nada para que la persona termine sintiéndose mejor o acabe encontrando sola, de forma milagrosa, la solución a su problema.

Llave de la luz es la contraseña. Cuando estoy preocupada por mis hijos, ansiosa por el dinero o resentida con alguna persona, no dejo que mi intelecto se interponga y empiece con el cotorreo. Sólo repito mentalmente: “llave de la luz, llave de la luz, lleve de la luz”.
No tengo la menor duda de que funciona, pero es importante recordar que si decidimos probar, pueden pasar cosas diferentes en el caso de cada persona. Tal vez veamos los resultados inmediatamente. Tal vez lleven un poco de tiempo. Tal vez no nos “demos cuenta” de nada hasta mucho después de que haya pasado.

Otra herramienta para limpiar es repetir: “azul hielo”.
Una vez le dije a mi hijo Lyonel, de 16 años, que cuando se lastimara podía simplemente pensar: “azul hielo, azul hielo”. Un día estábamos desayunando y me mostró que se había lastimado. Le pregunté: “Lyonel ¿usaste el azul hielo?”.
Su respuesta fue: “Sí mami ¿y sabes qué?. Cuando me siento frustrado o angustiado también lo uso y me tranquiliza mucho”. En ese momento recordé que el azul hielo se puede usar para cualquier tipo de sufrimiento, tanto físico como emocional.
Otro día le dije a mi hijo: “Lyonel, sé que hablo de cosas que suenan raras, pero realmente funcionan”. Él me respondió: “Sí, mami, claro que funcionan. ¿Te acuerdas que me dijiste lo que tenía que hacer en la escuela?. Bueno, después de que lo hice, empecé a tener mejores calificaciones”. Hace poco Lyonel me comentó que no podía creer lo bien que se llevaba con todos sus profesores.

Vale la pena mencionar aquí que los problemas físicos, las enfermedades, también son recuerdos y también los podemos borrar y limpiar. Estamos acostumbrados a tratar el dolor o la molestia física, pero ahí no es donde está el problema. El problema está en la memoria grabada en alguna de las miles de grabaciones que tenemos en nuestra mente. ¿Cómo sabemos en cuál?. ¿Cómo la encontramos?. Pues bien, no necesitamos saber ni qué recuerdo, ni qué grabación es, porque Dios (Amor) lo sabe. Sólo es necesario dar permiso (repitiendo por ejemplo llave de luz, azul hielo, gracias o te amo) y Dios sacará la cinta grabada que contiene esos recuerdos y otros que están en la misma cinta aunque nosotros ni lo sepamos. Eso sí, debemos dar permiso. Si no, Dios no puede hacer nada.
Una tercera herramienta es repetir: “papel para moscas”.
Mi hijo Jonathan peleaba mucho con su novia. Le sugerí que la próxima vez que tuvieran una discusión, él optara por quedarse callado y repitiera mentalmente las palabras: “papel para moscas”. Unos días más tarde, me llamó y dijo que necesita hablar conmigo. Me contó que tuvo un problema con la novia, pero que esta vez se preocupó mucho porque sintió ganas de pegarle. Le pregunté: “¿Usaste el papel para moscas?”. Su respuesta fue: “Sí, mami, y eso fue lo que me detuvo”.
Seguramente muchos pensarán que esto es demasiado fácil, que no puede ser.
Sí, estoy de acuerdo, suena fácil y es muy fácil. El proceso en sí es muy fácil. Lo difícil es hacerlo todo el tiempo. En cada momento de nuestra vida tenemos la oportunidad de tomar el 100% de la responsabilidad y borrar nuestros programas, pero en general reaccionamos, nos preocupamos, opinamos y de esta forma perdemos tiempo y energía.

Sólo basta con recordar que los problemas no son los problemas. La manera en que reaccionamos es el problema. Las opiniones y los juicios que tenemos sobre el problema es el problema.
Lo peor de todo es que, cada vez que decidimos reaccionar en vez de soltar.
Sacrificamos nuestra verdadera identidad, de querer tener razón.
Sólo tenemos dos caminos para elegir: vivir según nuestro verdadero ser o según nuestras cintas preprogramadas; dejarnos llevar por la inspiración divina o por nuestros programas viejos que ya han sido probados y no funcionan.

Cuanto más borramos, más empezamos a tener la experiencia de nuestro verdadero ser. La razón de nuestra existencia en este mundo es descubrir quiénes somos, y a través de la limpieza lograda usando las herramientas del Ho’oponopono, experimentamos cada vez más nuestra verdadera identidad.
Quiero aclararles que cuando utilizamos cualquiera de estas herramientas, significa que estamos tomando cien por ciento responsabilidad y estamos diciendo implícitamente: Lo siento, perdóname por aquello que está en mí que ha creado esto. Estamos orando.
El orar nos permite elevarnos más allá de los problemas y de lo que no es real.
De esta forma permitimos que los problemas sean transmutados. Es una forma de encender la luz en una habitación oscura y de esa forma poder ver las cosas más claramente.

Entonces, ¿por qué limpiarnos?, ¿por qué pedimos perdón?. Porque queremos ser libres, porque estamos cansados de vivir las mentiras que decidimos creer, porque ya sufrimos suficiente. Es hora de encontrarnos a nosotros mismos, de descubrirnos, de ser felices, de disfrutar de la vida, de descubrirnos, de ser felices, de disfrutar de la vida, de querernos y aceptarnos tal cual somos.

2 comentarios:

  1. Matilde es justo lo que necesitaba oir!! muchas veces me siento desconectado del universo por las circunstancias, y busco alguien que me recuerde que esto funciona!! GRACIAS

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  2. Gracias a vos Dani por tu comentario y tu visita, me alegro muchisimo de que en este espacio hayas encontrado lo que necesitabas, asi funciona el universo, nos lleva hacia lo que necesitamos si nos dejamos fluir. Mucho exito en tu vida =)

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