“Una vez un hombre de negocios, de corbata, tenia una reunión importante del otro lado de la ciudad de Venecia. Decidió entonces buscar un taxi-góndola. Para su sorpresa, en el lugar donde estaba no encontró ninguno. Se quedó extremadamente preocupado y nervioso por la posibilidad de llegar con retraso a la reunión.
Buscó, miro, intentó ver alguna góndola, hasta que se dio cuenta de que, en el mismo muelle, pero a unos cincuenta metros de distancia, había un hombre tomando sol, descalzo, cerca de una góndola. Se dirigió hacia él a paso firme y le preguntó si la góndola era taxi. Cuando le dijo que si, partieron. Durante la travesía, el hombre de negocios decidió aprovechar para dar una lección de actitud comercial al gondolero y le dijo:
-Si usted se colocara con la góndola 50 metros mas adelante, conseguiría clientes más fácilmente.
El gondolero preguntó:
-¿Para que?
-Por que así vendería mejor sus servicios.
-¿Y para que?- volvió a indagar el gondolero.
-Si vendiera mejor sus servicios, el negocio crecería y usted incluso podría comprar otra góndola.
-¿Para que?
-Bueno, con 2 góndolas, podría tener empleados que la condujeran.
-¿Y para que?
-Pues, mientras ellos trabajaran en sus góndolas, usted podría quedarse tomando sol.
El hombre meditó:
-Pero, ¿para que todo eso si tomar sol era exactamente lo que yo estaba haciendo hace 10 minutos?”.
Con esta reflexión ya quedó mas que claro que no vale la pena tratar de alcanzar una mejor posición, correr tras el dinero, llenar al cuerpo de estrés, ¿Qué sentido tiene todo eso? Lo esencial es ser feliz, y créeme que las posesiones materiales no conducen a la felicidad. Como leí una vez, “Hay que trabajar para vivir, pero no hay que vivir para trabajar”.
Decídete hoy mismo a ser feliz y la felicidad vendrá a tu encuentro.
Afirmación:
“La felicidad brota de mi interior”.
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