Buscar este blog

viernes, 1 de julio de 2011

SANAR EL ALMA, CURAR EL CUERPO‏


Todo lo estructurado o establecido por decreto, pierde su poder y cada vez más la humanidad tiende a considerarse a sí mismo como una fuente de sabiduría a la que hay que tomar más en consideración, y el ser humano se manifestará en toda su plenitud.


Esta es la medicina que se aplicará en los tiempos que se aproximan, y si bien no es oro todo lo que reluce, si es cierto que gozan de un factor muy positivo: la toma de conciencia con nosotros mismos y el convencimiento que no solo daña aquello que nos entra por la boca sino principalmente y esencialmente, aquello que habita en nuestro corazón.

Por su parte la física cuántica ha puesto en contacto a las teorías científicas con las creencias herméticas, y en especial el budismo, dándole a la espiritualidad una forma multicolor y realista.
No estamos diciendo que sin la cuántica la filosofía no sería creíble sino que con la introducción de esta disciplina, el plano mental adquiere formas concretas y se vuelve más asequible al intelecto humano. Es un gran beneficio y apoyo aportar diferentes ramas de saber y aunar conocimientos; en eso consiste la evolución.
Para completar el panorama de hacia dónde nos dirigimos, hagamos una breve reflexión sobre el ADN kármico, que es en sí mismo, el objetivo protagonista de la nueva medicina.

EL ADN Kármico, protagonista de la nueva medicina.

Bien, ahora concretemos: La información genética no solamente es un cúmulo de datos sobre la herencia de rasgos físico, o caracterológicos, sino también tendencias orgánicas, temperamentales y ambientales, así pues, partiremos de la base de ADN kármico como: “la trayectoria genética heredada de una familia, un grupo, raza, o etnia, incluidas en ellas las pautas emocionales, o sociales.

Es evidente que no se enfrentan de la misma forma a la carestía alimentaría una joven de Biafra que un Norteuropeo, o un tibetano. En cuanto a los aspectos temperamentales sufren el mismo patrón. Los países de mejor clima son más pasionales y primarios que los habitantes de países más fríos y de rancia cultura.
La Cadena Genética, nos da acceso a la investigación de posibles desordenes inmunológicos que desencadenan una artritis, o una miopía, o si el hígado del portador, deba ser trasplantado en un momento de la vida. Pero lo esencial no esta es esas características sino en los determinantes temperamentales que actúan como desencadenantes.

El Detonante

Las herencias temperamentales también se muestran como predisposiciones caracterológicas, incluidas en esas cadenas; así conocemos si el ser que llega a la vida tiene tendencias hacia la agresividad, o al pasivismo, si es más vitalista o sedentaria, si tendrá gran atracción por el alcohol, las drogas o la carne, o si por el contrario sus aficiones serán puramente místicas. Podemos reconocer a los depresivos, a los científicos y a los suicidas; a los maestros, artistas, y a los lideres. Terrible y esclarecedor ¿no?, pero cuidado, tampoco eso significa que el ADN sea el mapa de carreteras obligatorio a través del cual el ser humano deberá circular inexorablemente, sino mas bien debemos verlo como indicador de la materia prima con la que cuenta la persona para realizar su obra. Que se desencadene o no la enfermedad, o cualquiera de las demás circunstancias dependerá de la forma de afrontar los escollos de la vida, para eso está la libertad, ¿no?. Nada es determinante previamente a una toma de decisión.
Además, hay otra característica importante. Cuando el recién nacido instintivamente desarrolla unos hábitos, el resto del grupo familiar acostumbra a comentar: es tan tragón como su abuelo, tiene la misma expresión de enojo que tenía su tío abuelo, o es tan dormilón como su primo tal, y así el pequeño ser es reconocido como eslabón de una cadena familiar vinculada entre sí por unos rasgos y tendencias comunes, que llamamos karma grupal, y todo eso está reflejado en el ADN.

Conocemos familias que tiene una larga tradición de depresivos, y otras en las que cada “x” nacimientos, habrá uno que sufrirá una quiebra económica familiar, o un accidente automovilístico, o familias en los que predominan los apostadores de carreras, e incluso los mujeriegos. Parece que siguiéramos una secuencia en serie que marca la tradición del grupo, y sin la cual a la familia le falta algo…. Hay tradiciones de profesión, de enfermedad, de oficios, de dotes artísticas, de cualidades lingüísticas, deportivas, altruistas o de gustos alimentarios por poner unos ejemplos de los miles que podríamos hallar.
Todas estas similitudes, van mucho más allá de unas condiciones hereditarias meramente físicas, porque trascienden actitudes temperamentales y pautas de conducta que provocan unas condiciones de evolución individual. Si podemos considerar heredadas las aptitudes artísticas de un individuo, también podemos ver que nuestros vicios son material hereditario para nuestra prole.

Según la física cuántica, nuestro cerebro actúa mediante pautas repetitivas ya sean heredadas genéticamente ya sean originadas en nosotros. Cuantas más veces se repite ese hábito, mas impacto causa en el conjunto genético hasta llegar a provocar un bloqueo, un daño emocional que se refleja en una zona determinada.
Primero estalla la advertencia de que algo está creando un corto circuito en el cuerpo, mediante malestar, insatisfacción, falta de sueño o pequeñas molestias físicas. Si en vez de prestar atención persistimos en la misma conducta, el agujero creado por la actitud mental negativa se expandirá y ahondará, llegando un punto en que la célula será afectada por el estrés que produce en el organismo semejante agresión y la enfermedad habrá estallado en el ser humano. Lamentablemente, solamente desandando el camino podremos devolver el brillo y plenitud original a nuestras células. Y ahí entra la medicina cuántica, que mediante la búsqueda e investigación del problema matriz que marco la secuela emocional, purifica el karma del individuo regenerando las células, a través de la comprensión del error y modificación de actitudes.

Si podemos considerar que las enfermedades están causadas por bloqueos emocionales; Si la ciencia actual nos asegura que determinadas pautas de conducta acarrean unas secuelas físicas llegando hasta la enfermedad, entonces también entenderemos que las consecuencias karmicas están incorporadas en el mismos ADN, ya que para que una enfermedad se desarrolle y el karma madure se requieren unas actitudes previas temperamentales que disparen los condicionantes de la enfermedad. Y aquí se proyecta el karma no solo individual sino el grupal por herencia genética.

Deshacer el nudo

Ahora veámoslo desde otro lado, y deshagamos el nudo gordiano. Cada uno de los pensamientos que originaron el nudo emocional que provocó el estancamiento de energía y desencadenó la enfermedad, deberá retroceder en el mismo sentido y por el mismo camino.

Así pues, si nuestros actos presentes o pasados provocaron unas consecuencias que en la actualidad pesan sobre nuestro ADN y limitan nuestra vida, cuando nos disponemos a sanar esas actitudes y por consiguiente recuperar la salud, no solo estamos trabajando a favor de nuestro cuerpo y liberándonos del karma sino que además estaremos evolucionando sobre nuestro ADN original en beneficio de nuestras próximas reencarnaciones y de las de nuestros herederos familiares que se encontrarán con una cadena más fuerte y luminosa y disfrutaran de mejores condiciones de vida. ¿No es esto un bonito regalo para dejar a las generaciones futuras?

La medicina holística o cuántica, considera el cuerpo humano como un TODO y por consiguiente en cada una de sus células se encuentra la información del resto del cuerpo en los planos físico emocional y metal, de tal forma que, al sanar el origen del daño se sana al conjunto de la célula y por consiguiente la enfermedad desaparece.

La Vibración sanadora

Después de todo lo comentado nos resulta fácil comprender el término de terapia vibracional.

Todo, ya sea visible o invisible a los ojos emite una vibración, mas alta cuanto más sutil e intangible, más baja cuanto más densa y material. Un órgano se daña cuando la vibración en la que se ha mantenido el cuerpo que lo aloja, ha bajado su frecuencia a un ritmo mucho más lento; eso hace que la energía no pueda fluir y alimentar correctamente a la zona bloqueada, y se crean estancamientos energéticos que provocan la enfermedad.

Ya vimos en el principio hermético de vibración, que la recuperación de la salud se realizara aplicando una terapia de alta vibración cuyo ritmo al entrar en contacto con el órgano dañado provocará una subida de frecuencia hasta su total recuperación. De la misma forma que en el hogar al subir la temperatura de un termostato calorífico se provoca una reacción en cadena que expande la temperatura ambiental al conjunto de la casa, transformando el clima “por contagio” a otro más adecuado, la medicina vibración actúa a modo de "regulador térmico" desde los cuerpos muy sutiles hasta los más densos, equilibrando de esta manera, el tono indicado para el equilibrio del ser humano. Al restituir la frecuencia de vibración al órgano, la energía recuperara su orden y fluirá adecuadamente. Sencillo y sublime es el protocolo de las terapias vibracionales. Recordando y teniendo en cuenta que, la terapia es una herramienta que requiere de manos expertas pero solo nosotros decidimos sanar o mantenernos en el sufrimiento.

Editorial de Cuadernos del Despertar*nº 3 *

No hay comentarios:

Publicar un comentario