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sábado, 22 de octubre de 2011

EL CHISME Y LA QUEJA‏


EL CHISME

El chismoso recurre a artimañas y comentarios infundados, lo que en casos extremos es considerado por Psiquiatría y Psicología como uno de los síntomas de neurosis (padecimiento mental caracterizado por ansiedad y tensión nerviosa exageradas) y esquizofrenia (trastorno mental caracterizado por alucinaciones, aislamiento y huída del mundo externo).

Daños y perjuicios:

El chismoso considerado peligroso es un individuo que padece gran angustia e inseguridad, lo cual lo impulsa a agredir, ya que en su mente se forman sinnúmero de fantasías destructivas: “Todos están en tu contra porque no vales nada”, “daña antes de que te dañen”, “no merece lo que tiene, tú deberías poseer esos bienes” y “si eres infeliz, los demás también deben serlo”.

Por estas razones permanentemente se encuentra en estado de alerta, maquinando e inventado nuevos chismes, pues manifiesta temor a que los ataques que ha lanzado le sean devueltos. El objetivo del chismoso es reproducir la noticia, regarla como pólvora y formar parte del “teléfono descompuesto”, ya que cada receptor le agrega datos y transforma según sus intereses, y luego la vuelve a emitir. Para esto, a los chismosos no les importó si el individuo perjudicado sufrió, si le causó algún problema, ya que sólo le interesó formar parte de un cable que tiene la capacidad de transmitir algo.

Por tanto, convivir con una persona con estas características es realmente difícil, pues en primer lugar se muestra como amiga (o), por lo que no siempre se sabe por dónde ni en qué momento va a “bombardear” con sus chismes.

Cuando alguien se encuentre en una situación como la descrita, lo más recomendable es tratar de aclarar lo ocurrido con las personas entre las que se difundió la información falsa y procurar mantener la calma, pues no tiene caso vivir con angustia y enfermarse a causa de un individuo desequilibrado.

A pesar de que los hombres siempre se quejan de la lengua viperina de las mujeres, también gustan del chisme, pues no es necesario quebrarse la cabeza para saber de qué hablan con los amigos, por ejemplo: “Ya tuve relaciones con ella”, “me dijo que soy el mejor en la cama”, “se nota que ha tenido muchos amantes”, “no me la puedo quitar de encima” y “con todos tiene que ver, cuando la verdad es que su propuesta de tener relaciones sexuales fue rechazada y en venganza quieren desacreditar a la mujer que los “desairó” o al hombre que le es competencia.


"Por ahí me dijeron", "me contó un pajarito", "me dijeron que no contara pero voy a confiar en ti porque sé que tú guardas el secreto", "si supieras la última", "qué ha pasado últimamente, ¿alguna novedad?"
Muchas personas van por la vida queriendo llevar registro de todo lo que pasa en la vida personal de quienes comparten su mismo grupo social, ya sea su trabajo, su salón de clases, su conjunto residencial.
Pero muchas personas llevan detrás de cada pregunta una intención clara de involucrarse en la vida de los demás, de dar opiniones a terceros de todo lo que les ocurre, tan solo como hobbie.
Todos sabemos que los chismes viajan a gran velocidad y algo que fue tan diminuto y sin trascendencia termina siendo un gran monstruo de chisme.
Pero más allá de evitar los chismes, de detestarlos, de identificar a personas chismosas, la pregunta a hacerse es ¿de qué forma actúa usted cuando llega a sus oídos un comentario de gran tamaño? ¿De qué forma puede frenarlo? ¿Cómo hacer si no es un solo chisme sino dos, tres o más? ¿Si ya se ha identificado a la persona que hace tanto daño y acaba con la dignidad de los demás, cómo abordarla y darle freno a un ambiente lleno de chismes que lastima y estropea la tranquilidad de todos?

Errores que se cometen tras el chisme
1. Escuchar activamente a la persona que tiene la costumbre del "chisme". La escucha activa hace referencia a la reciprocidad en el mensaje y no se debe atender a rumores.
2. Reproducir el chisme. Es probable que en ocasiones por atender y creer un "chisme" eventualmente nos convertimos en reproductores del mismo.
3. Agregarle detalles que nunca le contaron, maximizar la información. Si tiene una imaginación sorprendente lo mejor es que se dedique a escribir cuentos.

Preguntas y respuestas. Irma Socorro Rodríguez
Psicóloga
¿De qué forma ponerle freno a un chisme cuando llega a nuestros oídos?
Se dice que cuando a uno le llega una información a manera de chisme se debe pasar por ciertas bandas, que no son más que preguntas para evaluar qué tan trascendente es la información. Las primeras preguntas a hacernos son: ¿nos sirve para algo eso que nos dicen?, ¿me beneficia en algo? ¿Le hace bien a la persona de la cual se está hablando? Si ninguna de esas respuestas es positiva, hasta ahí debe llegar el chisme.
Si esa información o rumor compete directamente a la persona que lo escucha, ¿qué tan bueno es abordar a quien lo emite?
El primer paso es entrar a mirar qué es lo que se está diciendo de mí, en el fondo preguntarnos si es verdad o no, qué tan cierto es. Importante además que la persona que se ve involucrada confronte sin olvidar que muchas veces nuestro cerebro ve lo que quiere ver y no la realidad.
Muchas veces el hecho de indagar y de preguntar hace que se le dé larga a un tema, contrario a dejarlo así para que muera ahí mismo.
Muchas personas también cometen el error de tomarse todo de manera personal y puede que las cosas no sean para ellas, entonces lo mejor es aterrizar toda la información en primer lugar.
Debemos entrar a evaluar qué tanto vamos contando nuestra vida personal para que ésta sea una conversación común en toda la empresa. No podemos dejar al descubierto nuestra intimidad, si exponemos nuestra vida a la luz pública sencillamente se hace pública. Por eso la primera pregunta a respondernos es ¿qué tanta información doy de mi vida? Seguramente una persona que no cuenta más allá de lo que debe contar se va a ver expuesta a un chisme. También influye mucho el tipo de personalidad.
Cuando se detecta a una persona chismosa que afecte el entorno laboral, ¿cómo abordar el tema? Debemos entrar a confrontar, hacerlo con todas las personas involucradas en el chisme. No debemos descuidar los dones o cualidades de la persona pero es bueno ser firmes y decirle las implicaciones que podrían traer su actitud, que siga publicando cosas que no le competen. De no hacerlo a tiempo crecerá el rumor y no solo eso, pues la persona chismosa será la más afectada ya que terminará por recibir el rechazo social. Es ayudarla a ver que la información que trae y lleva no está beneficiando en nada a los demás y mucho menos a ella.

Yolanda Hernández
Psicóloga
¿Qué debemos hacer cuando nos llega un rumor que no nos involucra o nos compete? Escuchar rumores o mensajes sin fundamento es arriesgarse a seguir el hilo de la persona chismosa y de paso adentrarse en un ambiente de controversia y/o conflicto con otras personas; por ello se recomienda evitar escuchar "chismes" y contestar de manera objetiva manifestando que no existe interés en conocer detalles de los rumores. La persona que tiene la costumbre del chisme, seguramente escogerá otra persona que sea más receptiva a su propósito.
En una empresa, ¿qué medidas deben tomar los superiores para erradicar el chisme, esto en el caso de que se detecten personas chismosas que estén generando mal ambiente? En primer lugar el jefe debe tener cuidado en no dejarse involucrar por el chisme y de manera objetiva evaluar de dónde sale el rumor, es decir, cuál es la fuente del chisme.
Teniendo claro lo anterior, se sugiere llamar en privado a la persona, escucharla y posteriormente aclararle que debe tener cuidado con los mensajes que emite y que un "chisme" puede ocasionar problemas graves en las relaciones interpersonales, por eso como funcionaria(o) de una empresa debe contribuir en el mejoramiento del clima laboral y no generar obstáculos en la comunicación.
En general, el jefe como líder debe procurar atacar el "chisme" a tiempo, advirtiendo que la comunicación asertiva es la que debe promoverse en el entorno de nuestra vida cotidiana.

"Me rodeo de personas chismosas, ¿qué hago?"
Si usted es nuevo en su oficina y está en ese proceso de conseguir amigos o compañeros de trabajo con afinidades parecidas, pero al contrario, ha dado con un grupo bastante chismoso y no quiere ser usted ese blanco, debe seguir siendo amable, cordial, demostrar su personalidad y ante cualquier comentario o chisme mal intencionado, quedarse callado. Lo más probable es que le fastidie estar escuchando todo el tiempo qué dicen de una persona y de otra. Por esa la recomendación hecha por los expertos es que usted, en medio de la conversación, cambie el tema refiriéndose a cosas más interesantes, de tal forma que pueda darle un salto favorable a la conversación.
"De esta forma la persona chismosa se da cuenta que no hay la receptividad esperada hacia el chisme. Ese emisor del mensaje, en este caso la persona "chismosa" reincide con aquellas personas que atienden su intención en el chisme; por ello, con respeto se puede expresar que el tema es sin importancia y cuando las cosas no tienen fundamento, lo mejor es no conversar sobre ello", dijo la psicóloga Yolanda Hernández.
Demuéstrela a la persona que vive del chisme que hay más temas enriquecedores para alimentar el espíritu. Incluso usted, si en alguna oportunidad ha caído en el chisme, debe preguntarse ¿se considera lo suficientemente ignorante o poco culta para no tener otro tema más profundo de qué hablar?

"No preste atención a mensajes mal intencionados o a personas que se deleitan en el "chisme" con la intención de demeritar o causar daño a alguien. La esencia de la vida es entender que de alguna manera todos necesitamos de todos, por eso, debemos aprender a convivir, manejando una comunicación lo más acertada posible y procurando no lastimar a nadie": Yolanda Hernández Rodríguez, psicóloga.

¿Enfermedad o complejo?
Muchas personas consideran que las personas que viven del chisme sufren complejos, otras sencillamente las consideran poco ocupadas.
Otros considerarían esto como una enfermedad al igual que les sucede a las personas que dicen mentiras y se les conoce como mitómanas.
Sin embargo, la psicóloga Yolanda Hernández manifiesta que no se trata de una enfermedad, sino posiblemente de complejos. Las personas chismosas buscan mediante este mecanismo llamar la atención de los demás, que manifiesten su interés por ellos, por escucharlos, que les presten la atención necesaria sin importar si es emitiendo conceptos o llevando chismes a un lado y a otro.
"Es posiblemente un complejo por el cual la persona tiene la oportunidad de mostrarse y convertirse en una persona importante, porque lleva y trae rumores; sobre todo cuando la buscan para preguntarle cosas o sencillamente se le escucha activamente. Igualmente, si la persona tiene complejo de autoestima y tiempo libre, pues se siente con la oportunidad de mostrarse y resaltar su ego", dijo Hernández.
La profesional invitó a la gente chismosa a conocer el verdadero significado de esta palabra y darse cuenta hasta qué punto está destruyendo los buenos ambientes laborales y el entorno donde se desenvuelven.
Para mayor claridad del concepto "chisme" se debe evaluar la intencionalidad del emisor y ésta generalmente se asocia a enredar, intrigar, calumniar, murmurar y enmarañar; por ende se convierte en un obstáculo en el desarrollo de las relaciones sociales.

La persona que vive detrás del chisme tendrá que captar que debe cambiar de tema y aprender que no es prudente generar conversaciones sin sentido.







LA QUEJA

La queja es un hábito común en las personas amargadas y pesimistas. Se deleitan buscando de qué quejarse para tener un tema de conversación generalmente negativa que no conduce a nada.

La gente sabe que quejarse no cambia las situaciones, ni tampoco mejora las cosas, sin embargo le agrada poner en evidencia, que la realidad nunca le agrada.

El proceder del quejoso llega hasta negativizar lo positivo, cuando frente a algo de buena onda agregan: si, pero…

La queja, no resuelve nada, porque es inoperante, no aporta soluciones, es el recurso de los amargados que no se atreven a cambiar lo que no les agrada, ni aceptar lo que no pueden cambiar ni a las personas como son.

Los chismes y las críticas también son quejas sobre los defectos que tienen los demás; y el problema es que no llegan a ser conscientes, son formas de comportamiento habitual, un modo de ser, criticón y chismoso, que se complace en ser juez implacable de los demás.

Quejarse es concentrar la atención en lo malo, lo que no se desea, que con la queja se refuerza y expande. Estos pensamientos negativos crean la realidad y nuestras palabras expresan esos pensamientos.

Creamos nuestra vida con cada pensamiento, nuestra propia salud, la sociedad en que vivimos, la situación política. Todo es producto de las palabras que expresan nuestros pensamientos.

Muchos filósofos, profetas y sabios ya sabían esto hace siglos y lo transmitieron en sus doctrinas, pero lo malo es que la gente no se da cuenta cuándo está siendo quejoso ni cuándo está pensando en negativo, para poder revertir esa actitud por otra diferente.

Todos nos quejamos sin darnos cuenta, hasta la persona más positiva del mundo se queja sin ser plenamente conciente. Se trata de no emitir juicios, hablando menos, porque la palabra es un instrumento que puede dañar más que un cuchillo.

Una primera medida para convertirse en alguien que no se queja es evitar a las personas quejosas, criticonas y chismosas.

Una persona es una célula del organismo social y cuando la célula de un organismo cambia, todo el organismo cambia y puede contaminar a todos los organismos que están a su alrededor.

Empecemos todos hoy a no quejarnos de absolutamente nada, ni del calor, ni de la inflación, ni de la crisis, ni de los piqueteros, ni de los dolores nuestros de cada día que se suelen agravar con cada queja.

Prueben a no quejarse nunca más de sus dolores y desaparecerán por completo.

La queja es la intención inútil de liberarse del sufrimiento y sólo si somos conscientes cuando nos quejamos, podemos eliminar por completo de nuestros pensamientos la negatividad de la queja.

Cambiar no es fácil, es muy difícil, y eliminar de nuestras vidas las quejas es aún más difícil.

El quejoso no actúa, e intenta con la queja liberarse de sus pesares, aunque nunca lo logre.

Algunas quejas tienen un beneficio secundario, pueden obtener respuestas de compasión y evitar tareas indeseables, atraer la atención y evitar hacer lo que corresponde.

Cuando una persona se queja de su salud convence no solamente a su interlocutor sino a cada una de sus células de que está realmente enfermo.

Es inútil estar descontento con los malestares o discapacidades físicas porque hay que seguir adelante de todas maneras y la gente no quiere estar con personas que siempre se están quejando de sus desgracias.

La queja es contagiosa y predispone a los demás a quejarse; tiende a expandirse como reguero de pólvora, se enquista en todo campo propicio y se convierte en una forma de ser general quejosa.

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