CÓMO LOGRÉ MI OBJETIVO CON LA LEY DE ATRACCIÓN

Desde el momento en que oí sobre la Ley de Atracción, creí en ella. Y hoy más que nunca, ya que tuve la oportunidad de ponerla en práctica.
Resulta que este año la municipalidad de mi ciudad nos acercó una nueva propuesta académica; una Tecnicatura superior en sistemas, la cual solo tiene un cupo de 25 personas que, además de no tener que abonar en los estudios, cuentan con una beca de $500 mensuales para que puedan dedicarse por completo al estudio.

La carrera me interesó desde el principio, no solo por la beca y los estudios pagos, sino porque tiene un futuro muy prometedor y es algo que me gusta.
Pero sabía que no seria fácil ingresar, ya que en total fuimos 213 inscriptos. Debíamos hacer un curso de admisión de un mes de duración, en el que se trataban 2 materias referidas a la tecnicatura. Al finalizar el curso debíamos rendir 2 exámenes finales, y de allí solo quedarían los 25 que hayan obtenido los mejores promedios.

Me dispuse a utilizar la Ley de atracción desde el momento en que me inscribí. Ya me formé el sentimiento de pertenencia en ese instituto, me sentía una de los 25, lo imaginaba, lo visualizaba y hacia de cuenta que ya era un hecho, de modo que lo festejaba, saltaba de alegría y le daba gracias a Dios. Me repetía insistentemente que era una ingresante al dicho instituto.
En verdad no fue fácil, luego de cada clase nos tomaban un exámen para ver como andábamos, y no me fue muy bien en ellos. Me pasaba la mayor parte del día estudiando y me parecía que no era suficiente. Tuve tanto agotamiento tanto físico como mental, que llegó un día que me dije “no puedo más”, y me rendí. Ya no fui a la última clase.
Por fortuna mi pareja me insistió para no declinar, que siga hasta lo ultimo y al mismo tiempo surgía en mi mente una y otra vez esa frase que leí una vez y me quedó marcada: “Los que abandonan nunca ganan, y un ganador nunca abandona”.

Me recargué las pilas y me dediqué nuevamente al estudio. La semana siguiente fui a rendir los 2 exámenes, (en total nos presentamos sólo 69 de los 213 inscriptos); y seis días después me estaba llamando el Secretario de Gobierno felicitándome por haber sido seleccionada para ingresar al Instituto.

Ya no festejé tanto porque era un resultado que me lo tenía esperado. Y eso se dio solamente porque tenia bien claro mi objetivo, confié en que llegaría a mi meta, y como dice la canción; fui como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie…

De esta maravillosa experiencia deduje lo siguiente:
- Que con la Ley de atracción podemos conseguir cualquier cosa que deseemos en la vida. No importa donde nos situemos ahora, ni lo que tenemos, ni el grado de dificultad.
- Que las cosas siempre se nos pondrán difíciles, y el precio que hay que pagar para llegar a la meta es la persistencia y la voluntad, lo demás ya es historia.